Inmersos aún en los necesarios debates sobre cómo abordar la ética, el sentido, el potencial, las limitaciones de la Inteligencia Artificial se habla ya de cómo facilitar al usuario una seamless transition entre la Web2 y la Web3, sin que tenga que preocuparse por las tecnologías que van a funcionar en el backend. Además de una utilización más extensiva de la IA, sin duda la convergencia tecnológica que hará posible el aún “hypeado” Metaverso seguirá ahondando en los distintos ritmos que separan a lo biológico y a lo tecnológico. ¿Estamos capacitados para navegar convenientemente por la intersección de los mundos físicos, digitales y virtuales, sin conocer los criterios de su diseño? ¿Percibimos sus implicaciones sobre nuestra condición de ser humano? En términos generales, nos hemos ido adaptando, con distintos grados de dificultad, y de forma reactiva a un mundo digital sin discernir qué cambios cognitivos y de comportamiento se estaban produciendo dentro de nosotros.
De ahí, la necesidad de que la seamless transition se convierta en una conscious transition, donde se produzca el ya ineludible diálogo interdisciplinar que nos acerque a comprender mejor los efectos psicológicos y conductuales del uso omnipresente de la tecnología, con el fin de optimizar nuestro beneficio en la relación humano-máquina. Recordemos que la consciencia nos habilita no solo para sentir algo sino para saber que estamos sintiendo. Ante la llegada de nuevas experiencias y percepciones, inmersivas y envolventes, el ser humano debe desarrollar su extraordinaria capacidad para comprender e identificar sus influjos. Así, puede orientar su proceso adaptativo siendo consciente de hacia dónde debe o desea dirigir sus acciones. Y es que nuestros esfuerzos y nuestras innovaciones deben enfocarse hacia la promoción y el enriquecimiento de individuos y sociedades.
Reconocernos en nuestra biología nos permite entender las bases sobre las que se codifica nuestro comportamiento y cómo vamos configurando la cultura, donde se entrelazan las múltiples identidades que le dan vida. Somos testigos de muchas de las consecuencias de los sistemas de IA, que con intención o sin ella han escapado a nuestro control, alejándose de los criterios éticos que deben sustentar una sociedad justa. Sabiendo que la estructura de nuestras sociedades es fruto del sustrato biológico y de la evolución favorecida por la inteligencia y la consciencia, es esencial conocer los efectos neurofisiológicos de nuestra exposición a la tecnología. Ello nos permitirá afinar y mejorar su impacto positivo.
Asumir estos enfoques transversales y el dinamismo de su continua retroalimentación favorece un mejor entendimiento de los pilares que constituyen la base del ser humano y de sus interacciones sociales.
El metaverso nos abre una magnífica oportunidad para ampliar el alcance de nuestros conocimientos complementando los objetivos concretos y cortoplacistas de muchas de las investigaciones aplicadas con preguntas más profundas y esenciales, como las que definen y limitan la esencia del ser humano. Es así como, gracias también al avance tecnológico, podemos nutrir nuestra investigación básica cada vez con más cantidades de datos.
Es fundamental, sin mayor dilación, que busquemos respuestas a estas cruciales interrogantes ya que no podemos seguir restando importancia al nuevo salto cualitativo y a las transformadoras consecuencias que se vislumbran con la confluencia de los mundos físicos, digitales y virtuales. Sabemos además que mientras más nos acostumbramos y dependemos de la tecnología, más complicado será prescindir psicológicamente de ella y/o redefinir sus principios organizativos.
Para los que creemos firmemente que los retos sociales y éticos derivados de la disrupción tecnológica son lo suficientemente importantes como para erigirnos en agentes activos o co-diseñadores nace la iniciativa METAVERSE FOR GOOD. Un proyecto interdisciplinar, dinámico y evolutivo cuyo objetivo es comprender la interacción entre la tecnología y la experiencia individual y social. Nuestro propósito es identificar los retos que se presentan para la identidad humana a través del análisis continuo del desarrollo tecnológico, que va reconfigurando tanto nuestra esencia como la realidad que nos rodea.
Adquirimos información y conocimiento a través de la experiencia y de nuestros sentidos. La IA nos está enseñando que nuestras formas de percibir y de razonar no son las únicas maneras de conocer la realidad. El metaverso ampliará exponencialmente estas capacidades. Por ello, desde METAVERSE FOR GOOD nos queremos ir acercando al concepto de conocimiento puro, amplificando la estructura habitual de nuestras mentes y de sus patrones de pensamiento. Estás invitado si compartes con nosotros que WITH GREAT POWER COMES GREAT RESPONSIBILITY.